Dos niños y dos cucullos
También hubo buenos momentos, como el glorioso
día en que mi mama se tuvo que disculpar con la costurera que vivía a la vuelta
de nuestra casa por dos cucullos.
¿Saben lo que es un cucullo? Un cucullo en mi
país es un animalito peludo, que parece una rata bonita, básicamente un roedor,
como yo era una niña me parecía algo así como el primo de un conejo y me
encantaban los conejos. Mi mama nos llevó a mi hermano y a mí a la casa de la
costurera, era algo así como las tres de la tarde, mientras ambas platicaban de telas, modas y tallas, mi
hermano y yo curioseábamos por el patio, era como estar en un zoológico, claro, a esa edad yo nunca
había visto muchos animales exóticos, más que los monos peleones del parque
aurora y un león en tiempos de hambre, vaya miento, también un cocodrilo, que
para el caso vivió en el patio de mi casa, pero eso se los contare en otra
ocasión.
De cualquier modo, la señora costurera era
amante de las mascotas, en ese pequeño patio habían perros, gatos, loros,
cucullos, gallinas, etc., así que andábamos felices merodeando, ya luego de
corretear a las gallinas, Dorian y yo tuvimos una gran idea, ponga atención que
no he dicho brillante idea, tal consistía en robarnos a los cucullos, para
luego adoptarlos en nuestra casa y hacer de ellos nuestras amadas mascotas, ¿cómo
llevaríamos a cabo dicho plan?, pues sencillo, esconder cucullos debajo de
ropa, salir por el lado de la casa de la costurera, evitar a toda costar entrar
a la casa, correr y darle vuelta a la cuadra, llegar a nuestra casa y esconder
cucullo, ven, listo, era un gran plan, ponga atención que no he dicho que era
bueno.
Muy entusiasmados no lanzamos a ejecutar
nuestro plan, entre risas de complicidad, nos llevamos los cucullos, mientras
nos aruñaban la panza debajo de la camisa, rogando a los santos de San Pedro
que nadie nos pillara en medio del robo, corrimos a toda prisa hasta nuestra
casa, buscamos cajas y le hicimos una morada a nuestras dulces mascotas. Todo
era felicidad, nos habíamos salido con la nuestra, el plan había sido todo un
éxito, éramos excelentes roba cucullos.
Sin embargo, toda historia tiene un pero y aquí
viene el de esta, más tarde cuando mi mama ya había regresado a la casa, llego
la señora costurera a tocar el portón, estaba muy molesta, se le veía en la
cara, Dorian y yo nos pusimos un poco nerviosos, pero éramos buenos actores así
que estábamos listos para esto, Dorian y Rebequita, grito mi mama molesta, y
nosotros corrimos al portón, donde acalorada la señora costurera nos veía
molesta, paso entonces mi mama a preguntarnos si teníamos en nuestra posesión
los cucullos de la señora, a lo que valientemente ambos respondimos que no, la
señora costurera insistió de modo vehemente, en que los cucullos estaban ahí en
su casa, que luego de nuestra visita habían desaparecido y que ella podía
asegurar que nosotros les teníamos, por lo que entonces mi mama tomo el asunto
en sus manos y procedió a investigar en el patio, lo que Dorian y yo no
sabíamos es que a los cucullos les viene algo como la regla y que dejan sus
marcas como caminitos en el suelo, y estos cucullos seguramente estaban muy
nerviosos, porque había evidencia por todos lados, fue así que mi mama
siguiendo los cucullos sangrones llego a encontrarlos en la guarida de cajas,
para luego proceder a devolverlos.
Estará de más contarles que fuimos castigados y
obligados a brindar una disculpa, que pesar que se fueran los cucullos, con
todo y su regla eran muy lindos y nos dolió verlos partir, sin embargo, luego
del tremendo castigo, les puedo asegurar que ni Dorian, ni yo volvimos a
regresar al negocio de robar cucullos.
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